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El día de Karina inicia desde tempranas horas con el cantar de los gallos. Como parte de su rutina para ir a la escuela, Karina ayuda a recolectar agua del pozo, toma un rápido baño y se pone el uniforme. Pero hoy la rutina ha dado un giro inesperado: ¡habrá desayuno en casa! Una de las gallinas por fin ha puesto un huevo y será compartido entre toda la familia.

La niña de 7 años cursa primer grado en San José de Cusmapa, Nicaragua; le gusta contar los números del 1 al 10, decir las vocales y hacer pequeños dibujos en su viejo cuaderno. Aunque su apariencia es frágil, Karina es una niña inteligente y perspicaz. Una sonrisa en su rostro delata lo emocionada que está por la oportunidad de asistir escuela.

La vida de Karina no ha sido fácil, en sus primeros años de vida sufría caídas constantes, se le hacía difícil caminar y sostener la cabeza. En 2016, durante una valoración médica en el Centro Educativo Fabretto, la pequeña fue diagnosticada con anemia y deficiencia ósea. Desde entonces, Karina ha mejorado significativamente gracias al apoyo nutricional que recibe a través de Fabretto.

Su mamá, Juana María, ha sufrido la mayor parte de su vida de trastornos mentales y por ello, Karina está bajo el cuidado de su tía, Luz Marina, y su abuela, Doña Rosa. El papá de Karina falleció en 2016; era originario de Managua y tras quedar en la orfandad desde muy pequeño, fue acogido por el sacerdote salesiano, Rafael María Fabretto, quien lo llevó a San José de Cusmapa y le dió un nombre: Francisco Fabretto. Por esa razón, Karina también lleva el apellido del sacerdote italiano, quien un día llegó a Nicaragua para brindar techo, alimento y educación a los niños desfavorecidos. “¡Es como si la niña fuese nieta del Padre Fabretto!” comenta Doña Rosa con orgullo.

Cada mañana su tía, Luz Marina, le ayuda a alistarse para ir a la escuela pública. Al terminar las clases matutinas, la niña se dirige al Centro Educativo Fabretto, donde se beneficia de enriquecimiento educativo y un almuerzo escolar completo, lo cual le ha ayudado a mejorar su salud y rendimiento académico. Adicionalmente, gracias a una alianza estratégica entre Fabretto y Feed My Starving Children (FMSC), Karina recibe un paquete de alimento lleno de vitaminas y nutrientes necesarios para crecer sana. “A mí me gusta la carne, la papa y la sopa,” comenta Karina sin titubear.

Doña Rosa confiesa que el apoyo de Fabretto es una luz de esperanza para toda la familia, la cual tiene un ingreso aproximado de menos de $1 al día. Su humilde casa construida con adobe ha sufrido los estragos de las últimas lluvias del invierno y debido a filtraciones han tenido que reubicar la cama de Karina. Las mujeres subsisten de la ayuda que reciben a través de Fabretto y las pocas oportunidades de trabajo de limpieza que surgen en el pequeño pueblo de Cusmapa.

Aún en medio de la pobreza y retos familiares, Karina es una niña llena de aspiraciones y esperanza. Su mayor deseo es terminar la primaria, llegar a la secundaria para graduarse, y en sus palabras, “usar una toga muy larga”. Su familia espera un día ver a Karina convertirse en una profesional y así romper con el ciclo de la pobreza en el que viven. A través de educación de calidad y una buena nutrición, Karina está cada vez más cerca de ver sus sueños hechos realidad.

Esta Navidad, tú puedes ayudar a hacer milagros en la vida de niños y niñas como Karina.

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