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En la cima de una colina, entre una cortina de neblina, se asoma la casa de Danea. “Aquí no para de llover”, comenta la adolescente de 17 años, viendo la lluvia caer del tejado. Sin electricidad, ni agua potable, Danea y su familia llevan una vida simple en la zona rural de Nicaragua, donde la tierra es el bien más valioso.

Cuando Danea decidió aprender sobre agricultura con Fabretto, las personas de su comunidad, El Aguacatal, cuestionaron su interés en “un oficio para hombres”. Sin embargo, a pesar de las dificultades de la pobreza, Danea es muy segura y determinante. “Yo no me dejo llevar por comentarios porque he aprendido de la tierra más de lo que he aprendido de las personas”, asegura.

Las nuevas técnicas agrícolas que Danea ha aprendido a través del programa SAT de Fabretto, le han permitido impulsar un huerto orgánico en su propio hogar, ser autosuficiente y desarrollar su intuición al momento de tomar una decisión. “Me gusta venir a mi huerto, lejos de todos, y conectarme con la tierra y con mi mente,” confiesa la joven emprendedora. Hace 2 años, antes de ingresar a SAT, Danea tenía aspiraciones similares a las de la mayoría de quinceañeras en su comunidad. “Casarse y tener hijos… eso era lo único que podía esperar,” recuerda. Pero el abanico de posibilidades y sueños se abriría para ella con SAT, un programa que ha transformado la vida de miles de jóvenes rurales en Nicaragua, a través de cursos técnicos enfocados en el desarrollo de iniciativas productivas con el fin de mejorar

 

Gracias a una reciente alianza entre Fundación Fabretto y el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), Danea recibió asistencia técnica y dotación de recursos para desarrollar un segundo huerto en su hogar, el cual le ha permitido cultivar repollo, papa y frijoles para el consumo familiar. Dada la altura y clima de la zona, Danea junto al equipo de Fabretto, han identificado condiciones óptimas para el cultivo de fresas en su huerto, un rubro de alta demanda que puede aumentar sus ingresos y los de su familia, a través de gestiones de Fabretto para la comercialización a mayor escala en el extranjero.

De rodillas sobre el suelo, mientras limpia la maleza del cultivo de papa, explica:  “La tierra me ha enseñado a tener esperanza y perder el miedo. Por eso yo siempre digo que las mujeres podemos lograr cualquier cosa.”

A su corta edad, Danea es agente de cambio y líder comunitaria. La joven emprendedora se ha tomado la tarea de compartir su testimonio con otras jóvenes de su comunidad, con el fin de motivarlas a romper los esquemas y creer en sí mismas. Su liderazgo ya ha dado resultados y cada vez hay más mujeres adolescentes interesadas en estudiar. “¡Cuando supe que mi prima, Isabel, se había inscrito en SAT me sentí muy orgullosa de ella!” comenta sonriendo.  

Nicaragua enfrenta grandes barreras en la formación de jóvenes, sobre todo en áreas rurales, donde más de un 40% de jóvenes entre 15 y 29 años no tiene acceso a educación de calidad. En Fabretto, estamos convencidos que el acceso a una educación de calidad adaptada al contexto rural, puede romper el ciclo de pobreza en el que viven miles de jóvenes como Danea.

“La tierra nos da vida, por eso hay que aprender de ella… quiero seguir estudiando y devolverle a la tierra lo que me ha dado. Mi meta es ir a la universidad y ser Tutora de SAT para ayudarle a otras mujeres a amar la tierra y salir adelante,” comenta con determinación.

Esta Navidad, tú puedes lograr hacer sueños realidad. Haz un donativo para apoyar los programas de Fabretto y brindarle acceso a educación a jóvenes como Danea en Nicaragua.

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