14-8-20  |  Testimonios

30 años perseverando

POR: Kevin Marinacci, CEO

Cuando mis colegas preguntaron si mi historia podía ser destacada como una de perseverancia, me encogí de hombros. “Pero usted ha estado en esto por 30 años”, dijeron. “Tal vez soy lento y obstinado”, respondí.

Aunque perdí la lucha de ser destacado en este Informe Anual, aprendí algo mientras reflexionaba sobre mis últimas tres décadas en Fabretto. Mi historia no es solo la mía; está entrelazada con las historias de los numerosos individuos y organizaciones cuyos esfuerzos colectivos nos han llevado hasta donde estamos hoy. Me asombra lo que, juntos, estudiantes, padres, profesores y ustedes nuestros benefactores y socios, han sido capaces de construir a través de tiempos difíciles.

Recordé la guerra y su gran costo en Nicaragua, las elecciones, y la promesa de paz y un nuevo comienzo. Recordé la profunda pérdida de nuestro fundador, Padre Fabretto, y cómo luchamos por seguir sus pasos gigantes, mientras empezamos a reunir a colegas, antiguos alumnos, donantes y socios para estructurar una organización y poder continuar.

Siempre dije que era intentar cantar después de Sinatra, pero lo seguimos haciendo. Mi padre, Carl, vino a visitarme y me sugirió que volviera a casa y continuara con mi vida. Le respondí que por ahora, esta era mi vida. Rápidamente se apropió del espíritu fabrettino y se dio cuenta que el sueño americano que había vivido trascendía fronteras. Fue entonces cuando establecimos Fabretto Children’s Foundation en los Estados Unidos para crear conciencia y conseguir recursos para continuar el trabajo de Padre Fabretto.

Con ese anticipado y crítico apoyo, reemplazamos techos con goteras y pisos de tierra con aulas funcionales, bibliotecas y comedores. Invertimos en nuestro equipo, muchos de ellos crecieron con el Padre Fabretto y se convirtieron en ex alumnos del programa. Al trabajar junto al Padre Fabretto, tenían la pasión y sabían lo que el verdadero servicio de alegría les brindaba, pero nunca habían tenido la oportunidad de continuar sus estudios. Comenzamos a ofrecerles capacitación como maestros, consejeros y administradores.

Construimos relaciones significativas entre comunidades en Nicaragua, EE. UU. y España a través de viajes de misioneros, patrocinios infantiles y becas, y celebramos esto en nuestros eventos de Noche para Niños, trayendo más personas a la comunidad Fabretto y la causa.

Estos recursos, humanos y financieros, nos permitieron hacer el cambio transformador que nos ha traído hasta el día de hoy. Hace 30 años no sabíamos de dónde vendría la próxima comida para los niños. Hoy, nuestros estudiantes y sus familias crean seguridad alimentaria al cultivar, procesar y comercializar sus cultivos y productos. En aquel entonces, trabajamos para que los estudiantes volvieran a la escuela después de la guerra como primer paso. Ahora, brindamos educación de calidad a través de metodologías innovadoras como Montessori, Escuela Nueva y SAT. Pasamos de una operación que se llevaba a cabo desde la vieja cartera y guantera de Padre, hemos progresado a una gestión moderna basada en datos que nos ayuda a centrarnos en las prioridades de la comunidad y un futuro sostenible.

Ahora creo y aprecio que estos logros fueron a través de la perseverancia, no la terquedad. La distinción es que aquellos que perseveran como Lester y nuestros graduados del SAT conocen sus raíces, siguen sus aspiraciones e inspiran a otros. Nuestras raíces y aspiraciones se basan en la Fe y la Acción del Padre Fabretto. Compartió esos dones e inspiró a otros, ayudándolos a superar los tiempos y desastres más desafiantes, tanto artificiales como naturales. Ciertamente, el Padre inspiró a muchos, incluido yo mismo. Les agradezco a todos que sus buenas obras perseveren y me siento privilegiado de continuar siendo parte de ello.

 

 

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