8-3-18  |  Historias de Éxito

5 mujeres abriendo camino al progreso en Nicaragua

POR: Fabretto

Nicaragua, al igual que otros países latinoamericanos, sigue siendo un país predominantemente machista, donde principalmente la mujer indígena mantiene un bajo perfil, con poca participación en el ámbito económico y social, limitada a los oficios del hogar y cuidado de los hijos. Fabretto reconoce la urgencia de asegurar el cumplimiento de los derechos de la mujer a través de la educación. Para alcanzar un mundo 50-50, Fabretto promueve la igualdad de género en todos los programas educativos; más del 50% de nuestros beneficiarios son mujeres y niñas.

En el Día Internacional de la Mujer, celebramos las inspiradoras historias de 5 mujeres, quienes a través de su resiliencia están contribuyendo al progreso de sus comunidades.

1. Maria Teresa

Maria Teresa canasta

Al igual que María Teresa, muchas mujeres en Nicaragua se ven obligadas a interrumpir los estudios para dedicarse a procrear.  Sin embargo, contra toda adversidad, hoy lidera un grupo de 54 mujeres indígenas artesanas en la Cooperativa de Canastas de San José de Cusmapa, donde, según María Teresa,  “muchas mujeres de la cooperativa tenían que pedir permiso a sus maridos para poder trabajar”.

En 2006, al momento de inscribir legalmente a la Cooperativa, Maria Teresa tomó la decisión de retomar sus estudios, convirtiéndose en un ejemplo e inspiración para el resto de sus compañeras. No solo finalizó la secundaria, si no también se preparó como Contadora, permitiéndole ejercer hoy día como administradora de la Cooperativa, apoyándose estrechamente de Fabretto para la comercialización de sus productos en Estados Unidos.

Hoy, Maria Teresa puede darle una vida mejor a sus dos hijas. “Ya he logrado más de lo que alguna vez soñé… de ser ama de casa a ser empresaria”, comenta con ojos vidriosos. La visión y determinación de esta líder comunitaria, también ha hecho realidad el sueño de otras 53 mujeres indígenas, quienes, siguiendo su ejemplo, tomaron la decisión de alcanzar su máximo potencial, mejorar sus oportunidades de futuro y contribuir al desarrollo de su comunidad.

2. Sofia

Sofía vivió y trabajó en el basurero más grande de Centro America, la Churecafue. También fue estudiante de bisutería en el Centro Educativo de Fabretto en la comunidad de Acahualinca, lo que le permitió abrirse camino a un nuevo futuro. Poco a poco fue destacándose entre sus compañeros, pues tenía el deseo de crear diseños nuevos, probar con técnicas diferentes y diseñar piezas un poco más complejas. Es por esta razón, que en menos de un año, ella se convierte en ayudante de la profesora y luego pasó a formar parte de la Cooperativa de bisutería, encargada de comercializar las piezas elaboradas.

“Ser parte de Fabretto ha cambiado mi forma de sentir y de pensar. Ahora contribuyo a mi comunidad, para que otros jóvenes tengan su propio negocio y comercialicen lo que hacen”, afirma con orgullo. “Antes se creía que la bisutería, sólo era cosas de mujeres, pero yo he aprendido que no es así. Hay muchos hombres talentosos y perfeccionistas. Ojalá mi hijo aprenda de mí”, dice sonriente.

Gracias a la educación, la vida que Sofía alguna vez vivió recolectando basura en el basurero, quedó atrás. Ahora, ella puede se considera una mujer fuerte, emprendedora y con muchos sueños por alcanzar.

3. Petrona

Petrona de 47 años y madre de 8 hijos, identificó la urgente necesidad de un preescolar para los niños y niñas de su comunidad, El Balsamo. En lugar de esperar a que llegara una maestra, tomó la responsabilidad de convertirse en la primera y única maestra, utilizando como aula de clases la humilde vivienda de uno de los padres de familia, construida a base de adobe, piedras y madera. u enorme vocación le ha motivado a dar clase durante 16 años de manera informal, sin esperar nada a cambio. “Sólo  cuando uno ama de verdad a los niños y la comunidad, se entiende el porqué de tantos años enseñando en este lugar,” confiesa.

A pesar de haber logrado bachillerarse y posteriormente obtener una titulación en educación técnica, para Petrona, el camino hasta aquí no ha sido fácil. Todavía recuerda cuando tuvo que suspender sus estudios de educación secundaria para ayudar a su familia en las labores del campo; además, se casó y tuvo hijos desde temprana edad. Pero Petrona siempre soñó en convertirse en maestra, por eso, durante su quinto embarazo, al enterarse que habían abierto un instituto de secundaria en San José de Cusmapa, no dudó en inscribirse y retomar el estudio después de tantos años. Para asistir a clases, todos los días tenía que levantarse a las dos de la mañana y caminar por más de  tres horas montaña arriba.

En Fabretto, estamos convencidos que es gracias a la determinación de heroínas sin capa como Petrona, que grandes cosas son posibles. Hoy, gracias a su vocación, los niños de El Espinito tienen acceso a educación y un futuro mejor.

4. Hertsoni

Una mujer con una sonrisa efusiva, segura de sí misma, capáz de dejar en silencio un auditorio entero al expresar su opinión. Así es doña Hertsoni, líder comunitaria de San Benito, Chinandega. Hertsoni es secretaria de la cooperativa de productores San Benito No. 1 y está detrás de cualquier toma de decisión. Sus colegas productores afirman que “ella es la que manda en la realidad”.

Hertsoni es una de las productoras beneficiarias del proyecto Nutriendo el Futuro de Cargill y CARE Internacional, implementado por Fabretto, en el caso particular de Nicaragua. Su participación en los procesos de formación y capacitación ha sido sobresaliente. además de obtener la mejor calificación en los talleres de la Facultad de Agro ecología de la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN), ha compartido sus conocimiento con otros productores de su comunidad, con el objetivo de que ellos también logren mejorar el rendimiento de su producción. “Yo he aprendido, pero quiero que los demás también aprendan, conozcan, tanteen como yo lo hice y lo continúo haciendo”, dice Hertsoni. También comenta que el inicio de clases en la Universidad no fue nada sencillo para ella, pues estaba acostumbrada sólo a cultivar y cosechar“sin tanto números y estudios”.

El testimonio de Hertsoni es un verdadero ejemplo de desarrollo comunitario, principalmente por su compromiso en compartir lo aprendido con otros productores sin esperar nada a cambio.

5. Carolina

A más de 250 kilómetros de la capital de Nicaragua, Managua, se encuentra El Bálsamo, una comunidad de aproximadamente 80 habitantes, en su mayoría dedicados a la agricultura. Un único centro escolar acoge a todos los niños de este lugar, donde la educación preescolar llegó como un regalo, a través de la generosidad de colaboradores de Fabretto. Aquí, todos los días, la maestra Carolina entrega su corazón a los 20 alumnos, quienes hasta hace menos de 3 años, no tenían alternativas educativas para desarrollar su futuro.

“Debido a mis condiciones de vida, jamás imaginé aprender todo lo que hoy sé,” confiesa la maestra rural. A través de Fabretto, Carolina ha recibido formación sobre la metodología Montessori para fomentar el desarrollo integral del estudiante. Así mismo, gracias a la Fundación LEGO, en 2015 su escuela fue beneficiada con una donación de bloques de LEGO, y Carolina recibió capacitación sobre su uso para aportar al aprendizaje del estudiante. “Antes, los niños eran muy tímidos y no participaban en clase, pero con estas nuevas metodologías que nos enseña Fabretto hay un gran cambio”.

A pesar de todas las capacitaciones que Fabretto pueda ofrecer, una cosa no se puede enseñar: la vocación. En su compromiso con la educación de los niños de El Bálsamo, Carolina va más allá del aula. Todos los días, la ejemplar maestra ayuda a cruzar ríos y montañas a sus pequeños estudiantes, con el fin de asegurar que éstos no pierdan un solo día de clase. La mayoría de sus estudiantes, recorren más de media hora sobre senderos pedregosos, inclinados y de difícil acceso en época lluviosa. La meta de esta mujer es ser una verdadera guía en el camino de sus estudiantes hacia un futuro mejor; gracias a su dedicación, esa meta es cada vez más posible de alcanzar.

La historia de cada una de estas 5 mujeres, representa el inicio de un cambio colectivo en pro de alcanzar la equidad de género. Gracias a cada una de ellas, futuras generaciones tienen algo a qué aspirar, con la convicción de que los sueños son posibles.

 

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