21-1-21  |  Historias de Éxito

El huerto que alimenta a la familia

POR: Jessie Ampié

Marina Rodríguez y Fabio Gómez, tienen 37 años de casados, tres hijos y ahora nietos, todos se alimentan y ayudan a preservar el huerto familiar que existe desde antes que el matrimonio iniciara su relación formal y que desde hace más de dos años han diversificado gracias a las semillas recibidas por el proyecto Nutriendo el Futuro.

Antes de iniciar a caminar juntos, Fabio ya cultivaba maíz y batatas, cuando Marina llegó a su vida, pusieron manos a la obra para mantenerlo, sacarle provecho a la tierra —una extensión de 1,250 varas cuadradas, la mitad de un cuarto de manzana cercana a su casa — y agregarle otras plantas frutales.

Hace dos años mientras Marina participaba en un concurso de alimentos en la escuela John Douglas del departamento de Masaya donde reciben clases sus nietos escuchó que una muchacha entregaba semillas y de inmediato se acercó a hablar con ella, se trataba de la promotora del proyecto Nutriendo el Futuro.

“Yo le dije mirá muchacha discúlpame, quisiera que me consiguiera unas semillitas porque tengo ahí un terrenito y quisiera con mi esposo echarle otras semillas y la siguiente ocasión que regresó a dar un taller me llevó las semillas, al día siguiente ya amanecimos con mis dos hijas íbamos a sembrarlas y de ahí cuando ya vimos las chiltomas estaban bonitas, grandes”, recuerda Marina entusiasmada.

Además de chiltoma, Marina recibió de la promotora un almacigo de espinacas que llegó a desarrollarse a tal punto que parecía una inmensa cortina que recubría la cerca de la casa.

Fabio, el esposo de Marina no se queda atrás dice que el proyecto los ha animado porque todo lo que se produce es para bienestar de la familia y ahora de sus vecinos y conocidos. “Lo que sembrábamos siempre era el maíz y batata pero ahora nos han dado semillas de ayote, pipián, melón, chiltoma, sandía, nos ha dado entusiasmo ver que la tierra coseche pues a nosotros nos ha facilitado la bolsa porque de ahí (el huerto) nos abastecemos toda la familia”, refiere Fabio.

A todo lo que se cultiva, Fabio saca semillero y re siembra, incluso ha facilitado al proyecto Nutriendo el Futuro material vegetativo de batata para reproducir con productores de la zona seca del país.

Al cuido del huerto ya no solo se dedica el matrimonio, sus hijos y nietos se han sumado a la tarea todos saben que las tortas de espinaca, las batatas en  miel, el puré de batata, el fresco de espinaca y otras recetas que se preparan en casa provienen de ese pedazo de tierra, también saben que las tajaditas de plátano que se venden en el cafetín del colegio y que ayuda a la economía de la casa también vienen del huerto, que lleva más de una década en funcionamiento y que desde hace dos años ha crecido en cantidad y variedad de plantas gracias a las semillitas que les da el proyecto.

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