Los datos son estremecedores, pero ciertos. En el 2013, millones de niñas en todo el mundo son privadas del derecho a la educación.

– 65 millones de niñas alrededor del planeta, están fuera de la escuela.
– 1 de cada 5 niñas en los países en desarrollo que se matriculan en la escuela primaria, nunca terminan.
– Sólo el 30% de las niñas en el mundo, se matriculan en secundaria.
– 250 millones de niñas adolescentes viven actualmente en la pobreza.

(USAID 2012)

Sin embargo, una pequeña inversión  en la educación de las niñas, podría convertirlas en agentes de cambio en sus propias comunidades. Las estadísticas muestran que el estipendio que devengará una niña en el futuro puede aumentar hasta en un 10% con tan solo un año adicional de estudios, que la formación educativa de las niñas se relaciona directamente con el aumento de puestos de trabajo dignos para las mujeres y que las mujeres con educación tienen más probabilidades de convertirse en líderes de su comunidad (Banco Mundial). En Nicaragua, como en otros muchos países del mundo, la educación de las niñas es la clave para su éxito futuro y para el desarrollo del país en general.

Fabretto forma parte del movimiento mundial por el derecho a la educación de las niñas, el cual se celebra hoy en el Día Internacional de la Niña, establecido por las Naciones Unidas desde el 2011.  En la actualidad, el 52% de los más de 12,000 beneficiarios de Fabretto, son niñas. Los programas de Fabretto responden directamente a la necesidad de educación para las niñas, manteniéndolas en la escuela durante los primeros años de curso  y apoyándolas  durante la adolescencia y  edad adulta temprana.

Durante los años más vulnerables de la adolescencia, el programa de educación secundaria de Fabretto, empodera a las niñas y las prepara para el futuro, a través de programas de formación laboral y emprendimiento empresarial. Anielka y Sujey son un claro ejemplo, ambas son estudiantes de cuarto año del programa de educación secundaria rural en la comunidad de El Carrizo, Nicaragua. Como parte de  sus cursos de secundaria, Anielka y Sujey realizaron una encuesta en su comunidad y diseñaron un plan de negocio de molienda de maíz. Con el apoyo de su profesor, el plan se convirtió en una realidad y hoy en día ambas son orgullosas propietarias de un negocio de ¨rosquillas,¨  un tipo de galleta típica nicaragüense a base de maíz.

Como en el caso de Anielka y Sujey, los beneficios de los negocios estudiantiles  son numerosos. Este tipo de iniciativas no solamente preparan a las estudiantes para salir adelante por sí mismas, sino también benefician la economía de sus familias quienes pueden trabajar en el mismo negocio.  Cuando la economía familiar mejora, las estudiantes no tienen que abandonar la escuela.
 

Por otra parte, estudiantes como Anielka y Sujey tienen oportunidades vocacionales que de no ser por Fabretto posiblemente no tendrían acceso a ellas, por ejemplo: pasantías en empresas locales y formación de habilidades técnicas como diseño gráfico y elaboración de bisutería, entre otras.

Poco a poco, las niñas y las mujeres jóvenes beneficiarias de Fabretto se están convirtiendo en líderes, conduciendo al desarrollo de sus propias comunidades. Tú también puedes ser parte del cambio y apoyar a las niñas hoy. Haz tu donativo a los programas de educación de Fabretto.