23-8-13  |  Testimonios

Inspirando Jóvenes Emprendedores

POR: Anina Hewey

Detrás de cada gran estudiante hay un gran maestro, y el éxito de los estudiantes de Danys Ramírez Carazo es una prueba de su dedicación y talento. Con el apoyo de Dany, los estudiantes de SAT han logrado crear pequeñas empresas que contribuyen al desarrollo de sus comunidades.

Durante casi toda su vida Danys ha sido parte de los programas de Fabretto, comenzando como beneficiario del programa de apadrinamiento y luego recibiendo una beca de estudios técnicos.  Hoy en día, como tutor del programa SAT, Danys dedica su tiempo y conocimientos para la comunidad de Cusmapa.

 Junto a sus estudiantes, Danys logró identificar una necesidad en la comunidad: un molino eléctrico para producción de alimentos orgánicos a un precio accesible.  Al principio la idea de un molino parecía algo ambiciosa, sin embargo Danys se mantuvo optimista y motivó a sus estudiantes a realizar un estudio de factibilidad para la formulación de un plan de negocio. El estudio parecía prometedor, por lo cual el siguiente paso sería solicitar un préstamo al banco en Somoto. 

Cuando el banco se negó a darles un préstamo a sus estudiantes, Danys acordó en asumir el riesgo por sí mismo, inclusive con una tasa de interés del 23% a 4 años. “Los estudiantes necesitan a alguien para alentarlos y motivarlos. Ellos no pueden conseguir un préstamo en este momento. Por eso estoy dispuesto a asumir la deuda por ellos, para que sus negocios puedan funcionar.¨

 El paso siguiente sería aún más retador. Danys y sus estudiantes viajaron en bus y motocicleta por más de 8 horas, para realizar la compra del molino.  Además, después de varias comunicaciones con la compañía de energía, lograron que por primera vez se instalara una línea electricidad en la comunidad de El Carrizo, lo que finalmente les permitió instalar la fábrica de molienda e iniciar a trabajar. 

 Le preguntamos a Danys si todo ese esfuerzo había valido la pena, a lo que contestó con una sonrisa de orgullo: “Los estudiantes se sienten muy bien. Ahora ellos pueden contribuir a los ingresos de sus familias y eso hace que todo valga la pena.” 

El molino eléctrico ha cambiado la vida de los estudiantes, ahora ellos son propietarios de  un negocio de rosquillas (galletas tradicionales nicaragüenses) y uno de cajetas (un tipo de dulce).   Sin embargo, las familias de los estudiantes también han sido beneficiadas, pues ahora trabajan en los mismos negocios. Actualmente, los estudiantes están evaluando la posibilidad de producir otro producto a través del molino eléctrico: Pinol, una bebida tradicional a base de maíz. 

Danys continúa motivando a sus alumnos a seguir alimentando el espíritu emprendedor.   “Lo que me motiva es contribuir a la transformación de la comunidad”, dijo Dany, y gracias a su ejemplo, los estudiantes están haciendo justamente eso.

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