11-8-14  |  Voluntariado

Luis y su camión de madera

POR: Gemma Campos

Cuando bajamos del autobús en el puente que cruza el río Tapacalí, María, la maestra de preescolar “Rafael María Fabretto” de San José de Cusmapa me señala una casa cercana e indica: “¡Es ahí!”

 

Hemos venido a visitar el hogar de Luis Steven, un niño de 4 años que vive a 30 minutos en autobús (o una hora andando) de su escuela. Sus padres viven en Costa Rica, donde tuvieron que ir en busca de trabajo. Mientras tanto, Luis vive con sus abuelos. Cuando llegamos, Luis estaba jugando con un camión artesanal hecho de madera. Nos contó que se lo había regalado su tío por su cumpleaños, que fue el pasado 19 de Julio, día de la Revolución en Nicaragua. “Nació un día especial, por eso va a ser un niño especial”, dice su abuela Teresa, que nos recibe con mucha amabilidad y nos habla orgullosa de su nieto.

 

Luis Steven mostrando su camión de madera.
 

Doña Teresa, su abuela, valora mucho el trabajo que hace Fabretto y la formación de Luis, por eso intenta ayudar a Luis en sus tareas y le anima a que estudie. Aunque le cueste esfuerzo por su edad, Doña Teresa siempre apoya a Luis en su educación.

 

Los abuelos se dedican a trabajar la tierra y cada mañana uno de los dos acompaña a Luis a la escuela en autobús. “Todavía es muy pequeño y me da miedo que vaya sólo”, dice su abuelo. Es muy importante que el niño perciba el esfuerzo de su familia, así, a pesar de las dificultades, mantendrá la ilusión y la motivación por seguir yendo a la escuela. Más adelante, cuando empiece primaria, Luis irá a la escuela caminando junto a otros tres niños que viven cerca. Entonces, tendrá que recorrer la distancia de casi una hora desde su hogar hasta Cusmapa. “¿Seguirás yendo a la escuela cuando tengas que ir andando?”, le pregunto, “¡seguro que sí!”, responde con entusiasmo. Sé que sus ojos llenos de ilusión, no mienten.

 


Luisito y yo, conociéndonos por primera vez.
 

La realidad de muchos niños en zonas rurales de Nicaragua es muy difícil, más del 80% de la población en extrema pobreza vive en zonas rurales. Sin embargo, la esperanza es el motor de cada día en éstas comunidades y muchos voluntarios de Fabretto han sido testigos de éste hermoso fenomeno. Fabretto fomenta el involucramiento de los padres en los estudios de los niños; en el caso de Luis, sus abuelos han hecho un trabajo excepcional. Gracias a la educación de calidad que recibe a través de Fabretto y el inmenso apoyo de sus abuelitos, Luis crece a paso firme.

Si deseas apoyar a niños como Luis, haz un donativo o entérate de otras formas de involucrarte.  ¡Tú puedes hacer la diferencia!    

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