El gran sueño de María

Llegar a la comunidad de Las Jaguas para conocer la historia de María no es un camino fácil. Después de una hora de viaje por una carretera de piedra casi intransitable, se suman otros 30 minutos a pie hasta llegar a la humilde casa donde María vive con su madre y sus seis hermanos.

Debido a una neumonía severa durante la infancia y la mala nutrición a causa de la pobreza, María ha sufrido un grave retraso en su desarrollo físico y educativo; a sus 14 años, cursa 5to grado de primaria. A pesar de su baja estatura y semblante frágil, sin titubear, María salta entre las inmensas piedras que conducen hasta un río, lugar donde le gusta sentarse a leer y soñar.

Su madre, Esperanza, cuenta que los primeros años de María en la escuela fueron difíciles, ocasionando en su hija una inseguridad muy grande. De hecho, cuando llegó a Fabretto por primera vez, María era muy tímida y estaba en un estado de desnutrición severo. Sin embargo, a través del programa de enriquecimiento y el apoyo nutricional de Fabretto, María adquirió habilidades que le permitieron desarrollar capacidades creativas y críticas. De hecho, María reconoce que hasta el día de hoy, asistir a las clases de reforzamiento educativo de Fabretto es su actividad favorita; allí, las maestras ocupan una metodología basada en el juego, despertando la imaginación y centrando al estudiante como protagonista de su propio desarrollo. “Antes me avergonzaba y no quería hablar con nadie, pero ahora tengo muchos sueños,” confiesa la María.

Antes de Fabretto, María jamás había puesto las manos en un libro de cuentos, pero al integrarse en el Club de Lectores, impulsado por Fabretto y en alianza con LitWorld, María descubrió su pasión por la lectura. Desde entonces, ha devorado libros de cuentos que han puesto su mente a volar. Sin haber alguna vez salido de las montañas que rodean su comunidad, hoy, María puede describir con precisión los castillos medievales y los colores del Otoño al otro lado del mundo. Al preguntarle cómo imagina su vida cuando sea mayor, María responde con seguridad: “cuando sea grande quiero viajar y ser una gran maestra.”

Sin lugar a dudas, a través de una educación de calidad, María no sólo ha desarrollado su vocabulario pero también ha fortalecido su autoestima e interacción con los demás. Como una forma de agradecer el apoyo que su hija ha recibido, su madre, Esperanza, participa como voluntaria en la cocina de la escuela donde ayuda a preparar la merienda escolar; así mismo participa en los talleres de padres que implementa Fabretto en la comunidad. Esperanza comenta que a través de los talleres ha aprendido sobre hábitos saludables y también técnicas educativas para ayudar a sus siete hijos en casa.

A pesar de las dificultades económicas de su familia, la educación y apoyo nutricional que María recibe a través de Fabretto ha sido la esperanza de un futuro mejor. Hoy, la pequeña adolescente está en camino hacia alcanzar sus sueños.

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