14-12-16  |  Historias de Éxito

Puertas que se abren con educación

POR: Beatriz Soto

Son las seis de la mañana y Jessica Rosales levanta a sus dos hijos mayores para ir a la escuela. Guillermo, el hijo mayor, tiene diez años y está terminando de cursar el cuarto grado de primaria. “¡El próximo año ya voy a quinto!” dice el niño con mucho orgullo mientras muestra su boletín de notas llenito de ochentas y noventas; sólo un 50 en color rojo resalta a la vista, su conducta, la que ha logrado levantar poco a poco gracias al apoyo que recibe en el Centro Educativo de Fabretto, ubicado en el barrio Acahualinca, Managua.

Guillermo vive en una habitación con su mamá y sus dos hermanos en la casa de una tía, quien les presta el pequeño espacio acondicionado con láminas de zinc. A las dos cuadras queda la escuela Modesto Bejarano, donde asiste a clases de  7:00 am a 12:00 pm. Al salir de clases, Guillermo regresa a casa para alistarse para hacer lo que más le gusta, ir al Centro Educativo de Fabretto. “Fabretto me ha enseñado mucho… a dibujar, el valor de la amistad, y a hablar inglés. Puedo contar hasta el diez en inglés, y preguntar what time is it”, comenta con entusiasmo.

Guillermo (centro) junto a sus compañeros de clase.

Para Jessica el hecho que su hijo esté a punto de iniciar quinto grado es un gran orgullo, pues a sus 26 años de edad, ella no sabe leer, ni escribir. “Que él vaya a Fabretto es una gran bendición para mí, porque yo no sé leer y tampoco tengo dinero para pagarle a alguna maestra que le ayude con sus tareas.”

“Guillermo, ¿qué quieres ser cuando seas grande?” le preguntamos. “Quiero ser abogado, porque les gusta la lectura, como a mí, y defienden a los acusados”, responde. La clase que más le gusta es literatura y la que menos le agrada es estudios sociales. Su mamá afirma que siempre debe estar al pendiente de la conducta de Guillermo. En la escuela, es uno de los primeros en terminar los ejercicios, pero también uno de los más inquietos,  situación que ha mejorado significativamente desde que asiste al Centro de Fabretto. “En Fabretto, la profesora María Teresa me aconseja que me porte bien para ser un hombre de bien”, dice Guillermo.

“Guillermo sólo me cuesta a mí”, comenta Jessica. El padre de Guillermo nunca se hizo cargo de él. Por otro lado, para sus hermanitos, Guillermo es un ejemplo a seguir, pues él ayuda mucho en el cuidado de ambos. “La niña lo quiere mucho, cuando estaba más chiquita, ella le decía Papá, pero ahora ya sabe que es su hermano”, comenta Jessica, quien además afirma que no siempre tiene para darle de desayunar a sus hijos y mucho menos para almorzar., Por esa razón, la merienda que Guillermo recibe en el Centro de Fabretto es vital, ya que muchas veces es su único alimento del día.

Se acerca la Navidad y en el Centro de Fabretto ya han iniciado algunas actividades alusivas. En voz bajita, Guillermo empieza a cantar un villancico que ha aprendido: “Es la canción de Tutaina… tutaina, tuturuma, tutaina, tuturumaina, vamos todos a cantar con amor y alegría porque acaba de llegar de los cielos el mesías.”

Guillermo junto a su madre, Jessica, y hermanos.

  Sobre Acahualinca

Desde 1973, en el barrio Acahualinca, está ubicado el vertedero de recolección y disposición de basura de la ciudad capital de Nicaragua, Managua.

Con el apoyo del Gobierno de España, en 2013, la Alcaldía de Managua instaló una moderna planta de tratamiento que procesa residuos sólidos, como vidrios, plásticos, papel, cartón, metales, entre otros. Con el funcionamiento de esta planta de reciclaje, además de mejorar las condiciones ambientales de Nicaragua y disminuir la contaminación en el lago de Managua, ha significado una oportunidad de desarrollo para familias como la de Guillermo.

Sin embargo, Acahualinca aún continúa siendo una zona de grandes vulnerabilidades, debido a los altos índices de pobreza extrema, que se ve reflejada en diversas problemáticas sociales como:  trabajo infantil, violencia intra- familiar, violencia juvenil, entre otros.

Según la Alcaldía capitalina, en 2014 ese vertedero recibe de 1.200 a 1.300 toneladas de desechos, de las cuales el 60 % es material orgánico, que no puede procesar la planta de tratamiento.

Esta Navidad, tú puedes hacer el cambio en la vida de niños como Guillermo. Haz una donación para ayudar a los niños y niñas de Nicaragua a alcanzar sus sueños a través de educación de calidad. 
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