Elisa parece algo tímida pero tiene un mirada que brilla de entusiasmo cuando piensa en su futuro. A pesar de vivir en una de las comunidades más alejadas al Norte de Nicaragua y tener pocos recursos económicos, la niña de 11 años ya tiene metas muy claras: graduarse de secundaria y estudiar psicología para ayudar a los niños de su comunidad, El Cipián.

En Nicaragua, el 30% de los niños no completan la escuela primaria (Banco Mundial 2012); para niños y niñas como Elisa que viven en las comunidades más desfavorecidas, obtener una educación universitaria es aún más limitado. Pero Elisa está a punto de culminar el sexto grado y está decidida a convertirse en la primera de su familia en ir a la universidad.

Todos los días, después de asistir a la escuela pública en su comunidad, ayuda a su hermana menor con las tareas y luego ayuda a su mamá en los quehaceres del hogar. La madre de Elisa cuenta que la crianza de sus hijas no ha sido fácil; Sorangel es madre soltera y ha tenido que trabajar fuera de la comunidad por largas temporadas, viéndose obligada a dejar a sus hijas al cuidado de la abuela. A Elisa se le apagan los ojos al hablar de su padre, dejando entrever que ha sufrido su ausencia. De hecho, después de la partida de su padre, Elisa tuvo un retroceso en sus estudios. “Mis calificaciones eran bajas… no me gustaba participar y tampoco quería ir a la escuela,” recuerda. Pero después de unirse a los clubes de lectura de Fabretto (LitClub), un proyecto en alianza con LitWorld, su rendimiento académico mejoró notablemente; sin lugar a dudas, los libros le abrieron la puerta para soñar con un futuro mejor.

Desde hace 2 años la joven lectora pertenece al club de lectura “Los 12 Corazones de María”, cuyo nombre rinde homenaje a la devoción que el Padre Rafael María Fabretto tenía hacia la Virgen María. Elisa solamente ha faltado una vez a los encuentros de su Club; sin importar el sol o las largas distancias que debe recorrer, ella siempre está dispuesta a llevar la lectura a niños de otras comunidades. “Me encanta ayudar a los niños más pequeños a leer. ¡Esa es mi actividad favorita!” confiesa con una sonrisa. Además de promover la lectura a los más pequeños, ella y sus compañeras realizan servicio social en las comunidades aledañas, ayudando a los necesitados y visitando a los enfermos.

“Mi mayor motivación es que otros niños sientan la alegría que yo siento,” comenta la pequeña líder comunitaria.

La sonrisa de Elisa ha regresado a su rostro gracias a la lectura. Hoy, esta niña de solo 11 años, se ha convertido en una pequeña líder comunitaria y ejemplo para otros niños. La educación le ha empoderado para  enfrentar los desafíos que se presenten en su vida. Con su ejemplo invita a otros niños a sonreír y servir, tal como lo hizo el Padre Fabretto alguna vez en su comunidad.

“Si alguna vez pierdes la sonrisa, no dudes en encontrarla en la sonrisa de otros niños”,  aconseja con sabiduría la ejemplar Elisa.