Cuando Elda terminó de estudiar secundaria, tenía la ilusión de poder ir a la universidad y aunque su mamá siempre animó su sueño, llegado el momento las limitaciones económicas de su familia para hacerlo posible eran bastante claras. Los ingresos de su papá como agricultor y de su mamá como doméstica, no eran suficientes para cubrir los estudios. 

Lo que Elda nunca imaginó es que diez años atrás ella sería la primera jóven de la comunidad a la que Belkys, coordinadora del programas de becas en Tola, Rivas, visitaría para contarle de esta nueva oportunidad que, gracias a Fundación Ezulwini, le permitiría completar su sueño. “Siempre que recuerdo me pongo a llorar porque fue algo que me llegó como un regalo del cielo.”

En 2011 inició la carrera de magisterio en la universidad Ricardo Morales en Jinotepe. Para ella, iniciar fue un gran desafío porque por primera vez debía salir de la pequeña comunidad de Gigante y vivir por dos años a 70 kms de su hogar. Cada mes, Elda recibía C$1,050 córdobas, lo que actualmente serían cerca de $30 dólares, para cubrir el pago mensual de la universidad y el transporte para visitar cada dos semanas a su familia. Pero en medio de todo, siempre mantuvo la motivación y sobresalió cada año con las mejores notas.

Ocho años después, Elda y su familia son un reflejo del infinito apoyo de aliados y amigos de Fabretto que han cambiado sus vidas. Este año, su hermano menor también se gradúa de la universidad gracias al programa de becas de Fundación Ezulwini, que luego de 10 años continúa ayudando a jóvenes como Elda a cumplir sus sueños. Ahora, ella es maestra en la escuela primera José Dolores Rivera, lo que le ha permitido ser un apoyo económico para su mamá. “Ella se siente muy bien porque triunfé y ahora que ella siente mi apoyo, mira el cambio en mí de poder salir adelante.”