La conversación con la profesora Gladys y la visita al taller de estimulación temprana quedarán marcadas para siempre en mi memoria. Cuando llegamos a Los LLanitos, una comunidad rural ubicada en el norte de Nicaragua, un grupo de unas 20 mujeres y adolescentes nos estaban esperando; sabían que íbamos a acompañarlas en una de sus sesiones y se podía apreciar su nerviosismo y timidez. A estos encuentros llegan mujeres de todas las edades, desde adolescentes embarazadas, hasta señoras de más de 50 años, abuelas a cargo de sus nietos. Muchas de ellas caminan durante horas para llegar a este taller, allí no sólo reciben formación y apoyo en estimulación temprana, también es un espacio de reflexión, donde todas se escuchan, se aconsejan y también se ríen. 

Gladys es la maestra que lidera el grupo; lleva más de 20 años dedicados a la comunidad y en especial a defender los derechos de las mujeres rurales. Cuando le preguntamos cómo fueron sus comienzos como líder, nos confiesa que: “A mí me nace, siempre he sido así”. Primero trabajé como brigadista de salud comunitaria del Ministerio de Salud; en ese entonces, visitaba las casas de las comunidades más remotas para dar seguimiento al peso y talla de los niños y niñas. “También soy partera” así que he ayudado a muchas mujeres en dar a luz, ahora, animo a las jóvenes y madres embarazadas a que vayan a los hospitales a parir.  

Gracias a Fabretto, Gladys ha recibido una formación en metodologías innovadoras que le han ayudado a mejorar la calidad de sus clases. Además, cuenta con algunos recursos materiales para impartir las sesiones de Estimulación Temprana;  “Estas mujeres antes no hablaban, pero hemos logrado superar la barrera del silencio”. Desde que asisten a estos talleres han mejorado su autoestima y estan adquiriendo conocimientos para mejorar la salud de sus hijos en temas de nutrición y seguridad alimentaria.

“En esta comunidad tenemos a 12 niños con algún tipo de discapacidad” nos cuenta Gladys, “por eso es muy importante que estas madres asistan con sus hijos a estas sesiones, la estimulación temprana y la rehabilitación con terapia puede mejorar su calidad de vida, aquí hacemos ejercicios y además, los niños se divierten”. En este grupo también reciben charlas sobre maltrato y violencia intrafamiliar, en muchos casos, se les apoya a las mujeres para que denuncien, se les da acompañamiento y apoyo.

Talleres como estos, empoderan a la mujer rural y promueven el progreso en las comunidades más remotas. Gracias a Fabretto y a maestras como Gladys estas mujeres tienen la oportunidad de transformar su futuro y el de sus hijos. “Hoy somos nosotras” dice Gladys con fuerza. Este grupo de mujeres se están movilizando para conseguir pequeños créditos que les permitan poner en marcha algún negocio que mejore sus condiciones económicas y su calidad de vida. 

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