Conocido como el país de lagos y volcanes, Nicaragua tiene una belleza natural y cultural inigualable que contrasta con la situación de pobreza en la que se encuentra casi la mitad de su población. Nicaragua es el país hispanohablante más pobre del mundo. Por esta razón, Fabretto trabaja en las comunidades más vulnerables, donde las familias luchan por romper el ciclo de la pobreza; en los departamentos de Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Chinandega, Managua, Masaya, Granada y Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS).

Los nicaragüenses, son un mestizaje de etnias europeas, indígenas y afro-caribeñas que han luchado por décadas para superar obstáculos políticos, económicos e históricos. La población de casi 6 millones de personas vive una realidad en la que contrasta la riqueza en recursos naturales con la pobreza extrema, que empaña las ciudades y las comunidades donde habitan. Para los que viven en países más desarrollados, es difícil comprender el esfuerzo diario que hacen los nicaragüenses por salir adelante, tanto de las comunidades rurales más remotas, como de los barrios marginales de las ciudades. El 58,8% de los nicaragüenses viven en pobreza, muchos niños sufren de malnutrición y desamparo. Lamentablemente, los derechos que en otras partes del mundo son una prioridad – como la educación, la atención médica básica y el acceso al agua y la electricidad – están ausentes en la mayor parte del país. Esta situación, dificulta la ruptura del círculo de pobreza en el que viven, obtener un trabajo digno e invertir en las futuras generaciones.

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