El río que corre cerca de la casa de Rosa en el municipio de Nancimí, Rivas, arrasó todo a su paso, dejando a su familia sin hogar. El lugar al que siempre había llamado hogar desapareció en minutos debido a las intensas corrientes provocadas por los huracanes Eta e Iota en Nicaragua.
La fuerza de un huracán era algo que la familia de Rosa nunca había experimentado. “Fue aterrador”, recuerda, pero no estaba sola. “El día después del huracán, tan pronto como mi teléfono recibió señal, vi las llamadas perdidas del personal de Fabretto que me preguntaban cómo estábamos y cómo podían ayudar”.
Rosa Inés se graduó con una licenciatura en Ciencias Sociales en 2020, un sueño que pudo alcanzar gracias al apoyo de la Fundación Ezulwini, socios comprometidos con Fabretto que han apoyado becas universitarias en esta área durante muchos años. Sin embargo, el apoyo de la fundación no terminó ahí. Tan pronto como Ezulwini se enteró de la situación de emergencia, respondieron enviando suministros de limpieza, artículos de higiene y materiales para reconstruir la casa de Rosa y otras familias afectadas.
“Nos dieron todas las cosas que necesitábamos de inmediato. Incluso mi abuela se sorprendió, diciendo que Dios hace maravillas y obra milagros. A pesar de perder todo durante el huracán, recuperamos la mayor parte gracias a la familia Fabretto”.
Rosa fue una de las beneficiadas durante la Fase I de nuestra campaña de emergencia pero nuestros esfuerzos por apoyar a las comunidades afectadas por los huracanes no han disminuido y sabemos que algunas de estas comunidades tardarán meses, incluso años, en reconstruirse.
¿Te gustaría asociarte con Fabretto y ser parte de la Fase II de nuestra campaña de respuesta a las comunidades afectadas por los huracanes?
