En la casa de Lidia y Alejandro, cada día la jornada inicia a las 4 de la mañana y termina a las 10 de la noche, lo último que hacen es dejar preparada la carne que en la madrugada se convertirá en sabrosas enchiladas que luego venden en su cafetín ubicado en la escuela Jesús de Nazareth del departamento de Chinandega.

En esta familia de cinco miembros, todos ayudan. Han consolidado la distribución del trabajo en el hogar y las responsabilidades compartidas de lo aprendido en los talleres de nuevas masculinidades, talleres de género y capacitaciones de bancos comunales que les ha brindado el proyecto Nutriendo el Futuro.

“Ambos vamos alegres a los talleres, nos han enseñado la importancia de ahorrar, de llevar las cuentas, de mejorar la comunicación en el hogar, que todos aportemos en las tareas y administremos lo mejor posible nuestro tiempo, además de practicar el autocuido”, comenta Lidia. 

Lidia y Alejandro tienen 22 años juntos, él era agricultor y ella se dedicaba exclusivamente a las tareas del hogar. Tras enfermarse de asma, Alejandro tuvo que abandonar las tareas agrícolas y entre ambos empezaron a encargarse de las tareas y gastos del hogar.

Con apoyo del proyecto han aprendido a realizar planes de trabajo, calcular la inversión y ganancia de su negocio, darle valor al trabajo que cada miembro del hogar realiza, asimismo, los dos niños menores de la pareja se benefician del kit escolar y el complemento a la merienda escolar.